lunes, 1 de febrero de 2010

POESÍA LIBRE

MI POESÍA
Javier Ocaño
Cuando alguna vez a ella le dije que no leía poesía, porque no quería que la poesía ajena influenciara "mi poesía" directa, indirecta, de forma subliminal o como fuera, me dijo que le daba vergüenza ajena.
Claramente nunca entendió cual era mi intención con "mi Poesía", no sin ello dejar de ser a vergonzante "mi poesía”. Bastante lejos esta de ser una obra literaria o de agradarle a alguien, incluso a mí. Mi único objetivo al escribir poesía por llamarlo de alguna forma, es mi autoconocimiento, que escupa o simplemente fluya mi rabia, mi amor y mi odio, para así algún día quizás, poder entenderlo. Quizás por hacer bastante que escribo pocas personas han llegado a leer algo, incluso muchas cosas en el pasado al poco tiempo de escribirlas y encontrarme con ellas por segunda vez, las terminaba tirando porque simplemente no me gustaban y me parecía que no me representaban, lo tomaba como una liberación en un momento de angustia, pero que en realidad no era yo. Cuando realmente comprendí que quería hacer con la poesía no volví a tirar nada que haya escrito.
Hoy ha pasado otra etapa y no sé bien porque, si el destino la casualidad o quizás nada, me encontré con Eduardo Leira el padre de uno de mis mejores amigos y me comentó de la revista, sin pensarlo le dije que quería publicar en la revista y bueno esa es la sencilla explicación, porque hoy estará acá y solo "Dios" sabrá hasta cuándo estará "mi poesía", por llamarlo de alguna forma.



La Injusticia



Corazón de metal en cuerpo de madera,
Animal desalmado que ataca sin piedad,
Ojos de maldad forjados en la hiedra,
Jinetes del infierno cabalgando en libertad.


Destrozas con embates de demencia,
Aniquilas las ilusiones del ingenuo soñador,
Le has robado toda su inocencia,
No has dejado en sus campos ni a un solo labrador.
Fortaleza desmedida que no usa la razón,
Tus armas poderosas son eternas,
Ni la sangre de los niños oxida tu corazón,
Con poderosas garras cortas sus piernas.


Hoy tu piel encarna con vehemencia,
Y mañana será triste y sin color,
Sino detienes toda tu violencia,
Ni la muerte te aliviara el dolor.




Javier Ocaño

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