Aparentemente tampoco era un vidrio común sino que eran dos vidrios uno de tu lado y otro del mío, es decir el panel tenia cierto grosor (difícil de explicar tan científicamente un sueño), lo cierto es que en el medio de esos dos vidrios había una figura de metal tallado.
Lo mágico era que la figura que yo veía de mi lado (pese a ser la misma pieza) no era la misma que veías tu, tampoco eran opuestas, simplemente eran distintas.
Descubrí que acercándome al panel muy cerca, llevando mi mejilla casi contra el panel (es decir lo más cerca de ti que podía o me permitía estar) e inclinándome un poco podía ver la sombra que irradiaba la figura de tu lado.
Es decir que acercándome lo más posible a vos podía ver lo que vos veías y darme cuenta que era tan cierto como lo mío y que pese a ser lo mismo era totalmente distinto. Lo importante es que podía ver lo que vos veías solo si me acercaba a vos.
Pero ahí no terminó el sueño, porque cuando me acerque lo suficiente al panel y pude ver el reflejo de lo que vos estabas observando, el panel se volvió permeable y pude pasar mi mano a través de él y verla por la ventana de vidrio, la vi llena de luz; iluminada por la luz de tu lado del panel, iluminada por tu luz.
Muchas veces no te comprendo y te juzgo por no ver lo que yo veo, por no coincidir con mis observaciones por sentir que es imposible que tu necedad impida ver las cosas como yo las veo.
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